ACERCA DE UN SUJETO QUE PADECIA DE “ATRACONES”

Actualizado 1 marzo, 2023 Por Fundación Proyecto Asistir

 

Nilda consulta meses después de la muerte de la madre.  Padece de lo que ella llama sus “atracones “. Los padece desde hace más de veinticinco años.

En el momento de consulta suceden los sábados. Cuando le pido asociaciones en relación a los sábados ella asocia que es el día en que murió la madre.

Mantuvo con su madre una relación caracterizada por las continuas peleas. La madre gozaba dice “dándole “palos como al padre. Por otra parte, ella sentía cierta satisfacción al provocarla.

Insiste en su discurso la queja acerca de que los dones de amor de la madre eran para su hermano mayor.

Hermano al que ella “delataba” cuando podía. Una suerte de “vendetta “dice. La única satisfacción que lograba era la del cachetazo que le proporcionaba la madre porque su cara reflejaba el disfrute que sentía frente al castigo que su hermano recibía.

 

Cuando tiene doce años, su padre le dice que su madre es frígida, y que a partir del nacimiento de ella fue sólo madre. Madre, que, en los dichos del padre, era incuestionable.  Este le dice que se queda en la casa sólo por ella y hasta que cumpla dieciocho años.

 

Por otra parte, en los dichos del padre las, mujeres que gozan son unas rameras. Mujeres de las que éste habla de manera degradante.

A ella le indigna que las mujeres sean tratadas como cosas por los hombres, por otra parte, le indignó que su padre para que su hermano se volviera hombre, lo llevara con unas prostitutas.

Cabe remarcar que es para esa época que ella sale “de levante “y se acuesta con un hombre casado. Dice: “Yo disfruté, llegué por única vez al orgasmo, aunque sabía que estaba mal lo que hacía.  Me porté mal, como una ramera “. Dice no poder entender por qué lo hizo.

 

Inmediatamente después de este encuentro circunstancial, ella se instala en una pareja con un hombre, Norberto, bastante mayor que ella. Se convierte en lo que ella denomina una “señora “, y su vida sexual pasa a segundo plano.

En el momento de la consulta hacía seis años que no mantenía relaciones sexuales porque se sentía tratada como una cosa., como una prostituta por Norberto.

Hombre al que mantiene desde lo económico y con el que instaura una relación de hermanos.

 

Sufre desde hace muchos años de incesantes metrorragias.  Pese a la extirpación de un fibroma y a la medicación, las metrorragias continuaron persistentemente. En el marco de las entrevistas me dice que le han sugerido realizar una histerectomía.

 

ACERCA DE LOS “ATRACONES “

Es como dije anteriormente, en esos días, los sábados, que ella tiene “los atracones “

En relación a estos, insiste una frase: “Hice algo mal “. Dice: comí y yo sabía que estaba mal, robé y sabía que estaba mal, gocé sexualmente y   estaba mal. Mi madre se enfurecía porque me portaba mal, y yo disfrutaba con eso.”

Después de uno de esos sábados en que tiene los atracones viene a la sesión diciendo:

“Siento culpa, son como un placer solitario.” Asocia este placer solitario con la masturbación y agrega que en esas situaciones siempre tenía miedo de que su madre entrara y su cara “delatara “su satisfacción sexual.

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. En otra sesión dice que   estuvo buscando algo de su mamá y que le pidió cosas a su papá porque quería tener “su letra “.

Soñó que tenía una cartera de su mamá y buscaba cosas adentro.

Cuando le pido asociaciones con el sueño dice: “Bueno, es que me dan ganas de comerla a mi mamá. Es que la deseaba, yo nunca pude tener un acercamiento afectivo con ella.  Lo que yo quería lo tenía mi hermano, a mí me dolía. A él lo consentían en todo “. Agrega:” … Mi hermano es un cómodo. Vive en la casa de mi padre, no paga el alquiler, arma escándalos con la mujer. Las cuentas las paga el hijo. Mi papá piensa que sus problemas quebraron a mamá y le provocaron la muerte “.

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Le interrogo acerca de esta anuencia de su madre en relación a las actitudes irresponsables del hermano y acerca de que pensaba ella que le había pasado a la madre en relación a su nacimiento (Nilda, era la segunda y la menor de sus hijos).

Esta pregunta estaba enmarcada también en el dicho del padre de que con posterioridad a su nacimiento la madre se había vuelto frígida.

A partir de esta interrogación, referida al deseo de ese Otro que la madre encarna, asocia que su madre había quedado huérfana a los tres años porque su abuela había muerto en el aborto de su segundo embarazo.

Dice que su bisabuela había forzado a su abuela a realizar este aborto. Agrega que su madre amaba a su abuelo pese a los dichos de su bisabuela que lo culpabilizaban de la muerte de su abuela, y de que nunca se había ocupado responsablemente, en tanto padre, de ella.

Recuerda al asociar con estas cuestiones en el marco de su análisis, que sus metrorragias comenzaron cuando se enteró de que su abuela había muerto a partir de un aborto y no de cáncer como le habían dicho previamente.

Poco tiempo después llega muy conmocionada a la sesión diciendo que una tía le había dicho que su abuela no había sido forzada por su bisabuela a abortar, sino que había muerto a partir de los “palos “que le había dado su abuelo estando embarazada de su segundo hijo. La abuela muere entonces a partir de una metrorragia incontenible.

La madre queda huérfana y va a vivir con unos tíos. Su tío la maltrata y la trata como a una sirvienta.

Ella dice no saber nada de esta historia y sorprendida le pregunta a su padre que le confirma esta versión.

Ella se sorprende entonces de que su madre hablara maravillas de este tío y de su abuelo. Su madre- dice-  era especialista en cubrir las faltas de los hombres Tal vez por eso, piensa, avaló todas las impunidades del hermano.

 

Cabe remarcar que, a partir de esta secuencia asociativa, que surge a partir de la pregunta acerca de su lugar en el Deseo del Otro, cede la metrorragia incesante que padecía desde hace años.

Me parece interesante traer fragmentos de su discurso en una secuencia de sesiones que derivaron en la cesión del síntoma de los atracones:

En relación a Norberto dice:

“El no hace nada, quiere que lo banquen, que hagan todo por él.”

Le señalo que la posición de Norberto es la misma que la de su hermano.

A la sesión siguiente dice:

“Ayer Norberto desapareció y me angustié.”

Le pregunto que se le ocurre y me dice: “Mi abuelo desaparecía.” Corto la sesión.

A la sesión siguiente relata un sueño:

“Soñé que estaba en una calle que tenía negocios en ambos costados y una muñeca grande, de madera, se caía a la vereda.”  Aclara que la muñeca “estaba vestida de época “.

Asocia en relación al sueño con sus abuelos y dice: “Es como si mi abuelo se me hubiera caído…. No justifico a mi bisabuela y su “vendetta”. Pero me da mucha pena mi abuela haya padecido tanto. Mi abuelo se portó mal. Me desilusionó.”

 

En una sesión me dice que está enojada con Norberto porque a la noche le rozó la piel.

Le pregunto porque duerme con un hombre que no quiere que la toque.

La respuesta a esta intervención es un sueño que relata la sesión siguiente en que Norberto le tocaba la piel y deslizaba la mano hacia sus genitales y ella no se la quitaba. Agrega que se despertó con un orgasmo. Se resiste a asociar con el sueño y me demanda que le diga si el sueño quiere decir que ella desea a Norberto porque ella “NO quiere tener relaciones con él porque la trata como a una cosa. “

 

Me llama el sábado inmediatamente posterior a esta sesión angustiada por el temor de tener “un atracón “. La sesión siguiente, asocia en relación a este llamado:” … hice algo distinto, llamarla antes del atracón. Necesitaba escuchar su voz, a veces UD. me habla y yo me quedo más en el sonido que en lo que me dice. Me da tranquilidad.”

Agrega “….  los fines de semana son terribles. No puedo detener los atracones, no puedo detener los pensamientos”.

La interrogo acerca de estos “pensamientos “y me dice:

“Son pensamientos que me excitan. Yo quiero detenerlos. Durante la semana me los saco enseguida. El sábado, no. Me cuesta decirlos, me parece anormal que me pase esto. Yo siempre pensé que el sexo debía estar unido al amor, y sin embargo…”

Se angustia mucho y dice” … no sé, me cuesta, me cuesta. Estoy empapada.” Parece estar actuando en el análisis una escena en la cuál es violentada.

Le señalo que no está obligada a hablar   y corto la sesión.

 

A la sesión siguiente dice:

“Pienso cómo puede ser que me pasen estas cosas. Siempre me pregunto cómo puede ser que fantasee con Norberto, si él me trata mal, me acusa de prostituta, me desprecia.” Dice todo esto llorando y sofocada…

Le pregunto si ese era el contenido de los “pensamientos “de los que no podía hablar y me asevera que sí.

En la sesión posterior a ésta relata haberle planteado a   Norberto su deseo de separarse y éste le replica diciéndole que quién sino él iba a querer estar con ella, teniendo ella el pasado que tenía y que una mujer que ha estado con muchos hombres no tenía derecho a formar una familia y que ese era el motivo por el que nunca quiso casarse con ella y la insulta.

Nilda le ha creído siempre, paradójicamente, pese a haberle siempre sido fiel.

Pero acota que le ha sido infiel en sus fantasías, fantasías por las cuales siente culpa. Aquí se constata una vez más que la única realidad para el sujeto es la realidad psíquica. Por otra parte los insultos de Norberto  remiten a las palabras del padre que afirma que las mujeres que han estado con muchos hombres antes de casarse son unas locas.

Cabe remarcar que la abuela paterna de Nilda tuvo un hijo antes de casarse, hijo que adoptó su abuelo paterno. De esto no se podía hablar.

Al padre le encanta mirar programas en los que aparecen mujeres con poca ropa. Y se la pasa hablando de las mujeres que salen con muchos hombres, sorprendiéndose de que después puedan conseguir marido.

Le pregunto si ella se interroga porqué le ocupan tanto la atención esas mujeres al padre.

Nilda me aclara que el padre habla mucho de ellas, pero de manera degradante.

Le señalo que eso no quiere decir que no sean importantes para él.

 

A partir de aquí, ceden los atracones que había padecido durante veinticinco años. Decide por otra parte separarse del hombre al que mantiene económicamente desde hace años.

 

Me parece interesante remarcar:

  1. a) El viraje que se produce en este análisis a partir del momento que ella interroga el lugar que ocupó en el deseo del Otro.

Se pregunta acerca de porqué su madre apañaba a su hermano, pregunta que la conduce a porque su madre apañó a su abuelo cuyos golpes provocaron la muerte de su abuela a partir de una pérdida de sangre incontenible y que dejó a su madre a cargo de un tío que la maltrataba y que ella nunca denunció. Historia que ella dice que nunca supo.

Las metrorragias cifraban esta historia de un saber no sabido por el sujeto. A partir del análisis las metrorragias persistentes durante años ceden.

  1. b) Su abuelo se “cae” dice. Caída que su madre había hecho todo para evitar. Abuelo que se ha portado mal.

“Portarse mal “Sentido anudado a un goce anudado a la voz (podemos hipotetizar) articulado al síntoma de los atracones.

  1. c) Comienza a hablar de sus fantasías sexuales masturbatorias dónde el goce está unido a una voz que la acusa de prostituta, de haberse “portado mal “por haberse acostado con otros hombres., “degradada como una cosa “, lugar que la remite al deseo de su padre por las “rameras.”

Avanza en relación a su deseo y dice querer desear, poder mirar a un hombre sin que aparezca la voz acusatoria

A partir de aquí sus denominados atracones, que había padecido durante veinticinco años, ceden. De estos dice que eran como un ahogo, hasta que el malestar no llegaba a la garganta no paraba. Ahora come cosas dulces los sábados, hasta que se le cierra el estómago. Son atracones “pequeños “por los cuales no siente culpa.

  1. d) Decide separarse de su marido con quien tiene una relación de hermanos. Efectivamente, éste es un negligente y un “mantenido “como el hermano.

 

Me pareció interesante traer a la discusión este material dónde el sujeto vira de la queja y la demanda insistente en relación a ese Otro tan consistente desde el punto de vista imaginario, que no dona esos objetos tan preciados a poder interrogar el Deseo del Otro y el lugar que se ha ocupado en el discurso del Otro, lo que la conduce a la sorpresa de una nueva significación que hace perder consistencia al sentido anudado a un goce al que su ser estaba anclado.

La dirección de la cura posibilitó un cambio de posición subjetiva y que la demanda insistente deviniera en una interrogación acerca de su deseo.

 

 

 

 

 

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